He pasado mucho tiempo en casa. No hay más escuela, ahora sólo quedan trámites y esperar a que salga un papel donde se diga que hay quien dice y asegura que cursé unos años en la universidad y que por eso se debe de suponer y dar por cierto, hasta que se compruebe lo contrario, que tengo conocimiento sobre algunas áreas. Aunque ahora, parado aquí, en la realidad cotidiana, de repente me cuestiono y descubró que no sé o no aprendí muchas cosas que daba por ciertas. Son las obviedades, las que han quedado solapadas por los excelsos y sublimes razonamientos ulteriores. Esas son las cosas que descubro que de repente olvido, que dejo de lado. Es como cuando uno busca algo y lo va encontrando, al final, en el lugar más expuesto, en el lugar primero donde se buscó.
No ha habído música, no he corrido, no he levantado pesas ni remado a 22 la boga. Tampoco me he subido a un concept2 a escuchar el ruido del ventilador y mi respiración ir a tono, sintiendo que el corazón se me escapa y que veo puntos negros al bajarme, que debo de caminar hasta que el pulso se normalice.
Hay algo que se ha ido en este proceso, que se ha desvanecido. Sé que será sustituido a su tiempo por algo más, que todo esto deberá de hacer catarsis, que haré catarsis. Pero aún no encuentro el hierro candente con el que deba de cauterizar la herida por la que ahora respiro, por la que ahora boqueo cual pez fuera del agua. Mucho oxigeno seguramente. Mucho nada que hacer y a la vez tanto. Comienzo a caer en paradojas y encrucijadas. Y de repente me siento como aquel explorador que se encuentra enmedio de un camino que se bifurca y él debe de seguir el camino de la tribu de la verdad, pero no sabe que pregunta hacerle a los dos nativos que están parados en la bifurcación, amen de saber que uno de ellos pertenece a la tribu que siempre miente y otro a la tribu que siempre dice la verdad -la tribu que él debe de seguir-.
Debo de dejar de despertarme a las nueve. El día de repente se me va tan pronto y me descubro sin haber hecho todo lo que había planeado. Cuando abro los ojos descubro al timex viendome desde el escritorio que hay frente a la cama y lo intento, pero luego desisto. Vuelvo a meter los brazos en las cobijas, respiro hondo y caigo en el sueño. Busco algo que soñar hasta que lo encuentro y de repente despierto dos horas después sólo con más ganas de seguir soñando.
Debo de encontrar buena música. De aquella que últimamente ya no encuentro. Soda ya no me es suficiente y de momento no puedo correr los mil metros en lo que dura La Iguana de Fobia. Ya traté con Chopin, es bueno para comenzar pero ¿luego? Mozart es intenso después del kilómetro dos, pero aún hay algo que falta. Debo de intentar con Wagner, Holst y los que vengan.
Hay algo que busco y que no encuentro y, que muy seguramente, cuando lo encuentre, descubriré que estaba en el primer lugar que busqué.
Mi teoría es que no puedo escribir sin buena música. Habré de comprobarla.
Katie Melua hoy destapó un poro y pude venir aquí. LiLo tuvo la culpa por postear primero esta rola.
lunes, julio 06, 2009
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1 comentario:
Es un honor ser culpada de semejante teoría. Cada que lo necesites mi Beetho, te puedo acompañar en esas "noches transfiguradas" de creación con buena música. tQm
@}--- LilO
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