lunes, abril 26, 2010

Al niño le dió tos en la Polonesa

No todo puede ser perfecto. El concierto lo era. Estabamos a punto de alcanzar los sesenta minutos de música excelsa, Chopin sonaba en el piano y los dedos del interprete volaban sobre la barra de esas fichas que siempre me hacen pensar en un dominó musical. El público, respetuoso, apagó sus teléfonos móviles, o al menos hasta ahora no había sonado aparato alguno; por ahí llegó a sonar un reloj digital Casio, lo distinguí por su clásico tono de bip-bip-bip. Pero fuera de eso no había existido mayor interrupción sonora. El Nocturno había sonado espléndido y las Mazurcas ni se diga. Llegabamos ahora a la Polonesa cuando el tropiezo llegó: Al niño le dió tos. Todo fue por aguantarme un estornudo de aquellos que hubieran retumbado en toda la sala (gracias a su maravillosa acústica). Aguanté, aguanté, aguanté y justo cuando creí que todo había pasado... hizo estragos en la gargante. Sentí un hormigeo que crecía poco a poco y de repente estalló. No lo pude evitar. Creo que le eché a perder esa pieza a quienes estaban junto a mi. Por fortuna, me pude contener, no tanto como quisiera pero lo hice. Dichosa Polonesa, malapata aquella tos.

Aquí el interprete:


Y aquí la pieza:Gran polonesa op. 22

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