sábado, mayo 15, 2010

El niño y el muro

Fue el miércoles pasado que llegué a casa y me senté con mi madre a ver la televisión. La pantalla en blanco y negro que vislumbre a través de la ventana me anunció desde antes de entrar que era ella quien veía la pantalla, mis hermanos ni por error le dejan en algo que este en B&W. No me equivoqué. Veía El niño y el muro y conforme pasaban los personajes iba soltando los nombres: ¡Mira! ¡Ferrusquilla!, ¡Carlos Piñar!... ¡Vamos! Cuando hace eso, le envidio su memoria filmográfica. Hubo un tiempo que esa memoria se limito al cine nacional, pero en cuanto llegué la TV de paga a casa su mundo se ha ampliado y bastante. Creo que bien podría mantener una conversación por largo rato y mano a mano con algunos de los profesores de la universidad que tenían por misión enseñarnos algo sobre el cine y cómo se hace.

El punto es que veía aquella cinta de Ismael Rodríguez que data de 1964-1965 y es una co-producción con España, si sienten mayor curiosidad bien pueden googlearla y encontrar sinopsis, actores y todo el resto de información, inclusive en youtube esta en trocitos, pero el fin de este es otro que postear los trocitos extraídos de youtube.

Debo decir que no era la primera vez que la veía, pero la noche pasada me detuve un poco y la observé con otros ojos. Sería pretencioso decir que hice un análisis exhaustivo, sin embargo, me detuvo en ciertas cosas que llamaron mi atención:

1.- El detonante de toda la historia es un balón
2.- La inocencia de Dieter ante el muro y lo que éste representa
3.- La inocencia presente en Martha y Dieter y su optimismo, el cuál se refleja en la última escena, cuando Dieter le promete a Martha que al día siguiente abriran otro agujero

Obvio, hay muchos más detalles y asuntos sobre los cuales discurrir sobre este filme, pero por ahora creo que con esos bastaría para pensar un poco en todo lo que refleja dicha cinta, el trato social que hace del muro, el sentir que provoca no sólo esa mole de piedra, sino lo que pasa del otro lado, ..., el soldado que no se atreve a jalar el gatillo, la adolescente que ha perdido a su madre, el padre que no sabe como demostrar el cariño que siente a su hijo, su hijo que por sobre todo le profesa cariño, la madre deseosa de acrecentar la familia, etc. Me parece interesante la forma en que el sr. Rodríguez retrata ese momento desde una óptica quizá un tanto lejana, digo, no sé si el haya estado en Berlín, o sin Fernando de Fuentes anduvo turisteando por esas tierras, pero lo que si logra es retratar como se imaginaba el muro desde estas latitudes o, en su defecto, transmitir un cúmulo de emociones al respecto que logran penetrar en el pensamiento colectivo y remitir a una generación a esos instantes y pasar, de cierta forma a formar un juicio sobre el cómo eran los sucesos en la Alemania de la posguerra. Quizá ya me estoy alejando del punto, quizá comienzo a divagar pero si a mi, que he nacido en los ochenta, que me toco ver el derrumbe del muro y lo tomé como una noticia más de Eco, que en ese momento no le pude dimensionar, años más tarde esa película me hizo decir "¡Oh, yo vi por la tele cuando lo estaban tirando! Y que bueno porque hacía mucho daño". Creo que provocó esa sensación de repudio hacía el muro en una forma aún mayor en todos aquellos que podían hacer ya un juicio de valor sobre la situación que se vivía al momento de que esta cinta fue proyectada.

Algo que es cierto, es que el Sr. Rodríguez sabía lo que hacía, pues, en mi percepción, logra alborotar un cúmulo de sensaciones en uno que otro espectador, quizá sensible y cursilero como yo.

La fotografía es... juzguen ustedes:

martes, mayo 11, 2010

Ya no recordaba...

Que había un mamut chiquitito