lunes, diciembre 15, 2008

Tren simultaneo

Para Karina y Roberto.

La vida es aquello que te va sucediendo
mientras te empeñas en hacer otros planes.
John Lennon

La vida es como un arca inmensa
llena de posibilidades.
Amado Nervo

Luego del abordaje el tren permaneció parado, estático y con las puertas abiertas. Algunos pasajeros del siguiente tren decidieron abordar aún cuando sabían que viajarían de pie.
Por los altavoces se escuchó un pitido. El tren cerró sus puertas y comenzó a andar.
Ella y él iban parados uno frente al otro, sosteniéndose a ratos del mismo soporte.

Ella

Fijaba la mirada en algún punto. Se recargaba en la pared del vagón, soltaba el soporte y metía la mano libre al bolsillo derecho del jeans. Luego repetía la rutina.

La morena casi no parpadeaba, llevaba poco maquillaje, las manos recién hecha la manicura y se notaba que había pasado buen rato frente al espejo planchándose el cabello. Los ojos grandes, la cara afilada. El cuerpo menudo y apretado. Aún debajo del suéter y los pantalones holgados era fácil imaginar su figura.

Él

Flaco, tirándole a escuálido. Su delgadez se acentuaba más con los Dockers color caqui que llevaba. La camisa cuadriculada de manga corta confirmaba su languidez. El rostro redondo, la frente cubierta por el cabello que caía cual aguacero contra el que no tenía caso luchar intentando darle cauce a algún otro estilo de peinado.

Leía una novela, pero luego de que ella subiera con la segunda ronda de pasajeros no pudo continuar. Se limitó a simular que leía mientras de reojo esperaba a que ella dirigiera la mirada a algún lugar para voltearla a ver.

Ellos

Se armó de valor. Cerró la novela, la metió en la mochila y luego se le quedó mirando fijamente esperando que ella le contestara la mirada. Preparaba mentalmente las palabras, la frase adecuada: ¿me permite dos palabras?; disculpe, hay algo que debo decirle; espero no importunarla, sé que soy un atrevido pero…; ¿hacía dónde va?...
Ensimismado, aún sin decidirse, sintió que alguien lo veía. Salió del trance sólo para encontrar que ella lo veía sonriéndole. Por los altavoces del tren se anunció la próxima parada. Él balbuceo y luego sin encontrar el tono adecuado le dijo Es usted preciosa. Obtuvo por respuesta una sonrisa más grande, ella iba a comenzar a hablar pero el tren comenzó a detenerse y él la interrumpió diciendo Debo bajar. Dio media vuelta y se dejo arrastrar por el rió de gente que se apresuraba a descender del tren.
-Estúpido, ¿qué es eso de “debo bajar”? Debí al menos de preguntarle su nombre, su número… Debí, debí, debí.
Se detuvo luego en la primer maquina de refrescos que encontró y compró una Coca.

Ella bajó antes de que cerraran las puertas. Hizo un intento por alcanzarlo pero el incontrolable flujo humano la hizo desistir. No había tenido tiempo ni de decir gracias. Lo había intentado pero el la interrumpió diciéndole Debo bajar. Si no hubiese salido con tanta prisa habría bajado del tren junto con él. No lo acostumbraba, pero él se veía tan inofensivo pensó. Después se detuvo en el puesto de cosméticos que estaba frente a la máquina de refrescos a comprar un brillo labial.

3 comentarios:

Eclipse de mar! dijo...

La vida es aquello que te va sucediendo
mientras te empeñas en hacer otros planes.

nunca la habia escuchado, ys e ve q es conocida, no?

Manolo dijo...

aaa.. que wey
pero por lo menos le dijo algo, y no fue una guarrada, como se acostumbra en cualquier sistema de transporte conocido por el hombre, ja

Anónimo dijo...

TU RELATO ME HIZO RECORDAR UN CORTO, YA SABES QUE SOY MAS VISUAL QUE OTRA COSA...

UN ABRAZO

DAN

Sigue al conejo blanco:

http://es.youtube.com/watch?v=ZoEOXu1_hy4