miércoles, noviembre 26, 2008

Sueño - Matrioshka en Xochimilco (Título agregado a sugerencia expresa de Ana)

Hay días como hoy que me pasan cosas muy interesantes, o al menos a mi me parecen interesantes y relevantes. Cuando vengo de camino a casa pienso en ellas. Pienso en llegar y escribir con detalle lo que me ha pasado. Pero llego y ya tengo hambre. Después, cuando termino de comer, me descubro con sueño. Luego paso primero por una serie de post a los que me gusta seguir porque me gusta como narran lo que les pasa y, finalmente, me voy a la cama sin escribir ya nada. Ni el post que tenía en mente, ni el cuento al que ya le había encontrado personaje.
Tengo sueño. Debo de parpadear constantemente. Procuro mantenerme despierta y un poco lucido. Ay voy...

Hoy tenía una conferencia en Bellas Artes, la titularon Dialogar la creación: Narrativa. En teoría, mi director de tesis estaría presente, daría una exposición sobre cine y literatura, pero al final resultó que su ponencia no era hoy, si no mañana jueves. Sam me telefoneó y me avisó de este detalle, pero ya iba en camino y decidí seguir con la misión. Llegué a Bellas Artes, a la Sala Adamo Boari justo cuando el segundo expositor de la primera mesa estaba haciendo su lectura, no sé como se titula lo que leyo, ni bien a bien de que se trataba, pero el era Daniel Sada. Me deje llevar por las palabras y, aún cuando no logre engancharme del tema de la lectura, me gustó el sonido de lo que leía, extraño, pero así fue. Luego vino Rosa Beltrán, un curriculum extenso y asombroso. Leyo un cuento titulado Manual de autoayuda para chinos, estuvo increible. La mujer maneja la ironía y el sarcasmo de una forma fenomenal. El cuento narra el como un chino fayuquero se enreda con una mujer policia y como es el teje y maneje de esta relación. No diré más. Sólo agregaré lo dicho por la autora: éste cuento nació luego de que le encargaron una crónica sobre la Zona Rosa, que ahora vive bajo el dominio de los coreanos -o chinos, da igual, tienen los ojos rasgados, Je je je-, pero que ante la imposibilidad de entrevistar a alguien y dado que la zona está también plagada de mujeres policia que saben menos que los coreanos... pues la crónica no fue posible. En cambio, nacio el cuento descrito a medias lineas arriba.
De la siguiente mesa hay mucha tela de donde cortar pero tengo sueño, así que resumiré escribiendo sólo del autor que más me gustó. Los otros dos también hacen un trabajo excelso que me dejo buen sabor de boca, pero éste en especial, se llevo mi atención.
Rogelio Guedea, originario de Colima, autor de un buen número de libros y ahora residente de una isla en el sur del Oceáno Pacífico. Leyo un fragmento de su novela Conducir un tráiler. Me asombró la forma en que maneja el lenguaje. Él es abogado de profesión y esta novela tiene ver con asuntos de la ley. El fragmento que leyo hace referencia a una escena en un ministerio público. No diré más ahora porque me gustaria dedicarle más espacio a algo así y justo ahora he comenzado a leer la novela que recién compré a las 15 horas de éste día pero que me ha atrapado tanto que ya llevo una cuarta parte sólo del metro Bellas Artes a Xochimilco. Seguro quien lea esto dirá: para que lo menciona si no lo va a poner completo. Y le concedo la razón. Es sólo que no quería dejar pasar este día sin mencionar el hecho.



Me baje del tren ligero, me subí al micro y casi al bajar le hice la plática a tres rusos: Lena, Daniil y Polina. Iban al lago de Xochimilco, pero siguieron mal el mapa y terminaron en el embarcadero de Nativitas. Los llevé de regreso al lago -a Cuemanco, al parque ecológico-. Me quedé con ellos un tiempo y luego los acompañe a que tomaran el taxi para el aeropuerto. Según me dijeron habían venido a Palenque y Cancún, volaron a la Ciudad de México sólo para tomar el vuelo a Madrid y ahí hacer la conexión a Rusia, pero el vuelo se retrasó y entonces aprovecharon el día visitando el Museo de Antropología y luego decidieron conocer Xochimilco. Sólo tenían escasas dos horas para estar en Xochimilco. Creo que no tenían idea de como era el asunto, pero después de todo vieron el lago y estuvieron en Xochimilco. Espero que hayan llegado a tiempo al aeropuerto.

Me regalaron una matrioshka. Lindo regalo.

4 comentarios:

the lines on my face dijo...

jajaja te entiendo, a mi me pasa muchas veces lo mismo, se me olvida lo que voy a escribir, lo que me ocurrió y así, por eso trato de apuntarlo en un cuadernito (ese es el secreto) y ya luego cuando tenga tiempo y no flojera escribo... aunque resulta mejor cuando escribo con sueño, como que sale mejor... Tu día estuvo interesante, luego que detalles más lo de las conferencias y libros pensaré si tomo alguno para sugerencia de lectura, jaja, saludos ;)

Ana De Longa dijo...

Hubieras titulado tu post: "Matrioshkas en Xochimilco"

Me interesaría leer el cuento de lso chinos, me dejaste intrigada.

Eclipse de mar! dijo...

Que es una "matrioshka"? no quiero goglear la palabra, prefiero que me la expliques vos:)
debe ser algo lindo n_n

Ana De Longa dijo...

Jajajajaja... Buen título!