jueves, febrero 26, 2009

Café para niños

Hace tiempo, cuando entraba a la escuela en horas muy indecentes e inhumanas, a eso de las siete de la mañana -debía despertarme desde las cinco de la mañana para llegar a tiempo-, solía beber bastante café. Bebía el clásico americano por la noche para poder resistir hasta la una o dos de la mañana despierto haciendo tarea, luego bebía uno o dos expressos antes de entrar a clase para poder mantenerme despierto y pasar la delgada línea que separa la lucidez del sueño o viceversa. Así llegaba a las once de la mañana. Pero luego, después de un par de semestres de mucho café y comidas a deshoras y comer mucho picante, el estomago comenzó a resentir la combinación mortal. Decidí bajarle al consumo de todos los irritantes, modificar -establecer- mis horarios de comida y respetarlos. Todo con tal de no terminar con una gastritis marca diablo y dejar que el cuerpo se recuperara por si sólo. Creo en los médicos y la medicina, pero también creo que si le das lo correcto y el tiempo necesario, si el mal aún no esta en etapa crítica, el mismo cuerpo lo elimina.

Por ese tiempo también solía decir que el café con azucar era para los niños, que el café debía saborearse así, al natural. Creo que era porque me parecía una aberración endulzar un expresso o un turco. Y aún creo que el café debe de degustarse sólo: amargo cual es. Debo de decir que ahora no lo creo del todo. Le he tomado gusto al capuchino dulzón, con dos o tres de azucar; al café latte; al que le ponen crema irlandesa... en fin. Confiezo que no soy un gran catador de café. Creo que Piroclasto podría dar una mejor orientación sobre cómo degustar, cómo elegir y cómo saborear un buen café. Yo soy poco menos que un aficionado. Sólo soy un bebedor de café más.

El punto es que hoy me preparé una jarra de café para llegar a estas horas sin bostezar y la cafeina ha hecho maravillas. Le he puesto dos de azucar a cada taza. Decidí que no privaría a mi cuerpo y mi cerebro de las calorias. Confiezo que le sume un gran pedazo de un cocol de nuez buenisimo. Y heme aquí: lúcido y con energía.
No sé si dormiré. Además de que no he terminado y he quedado de entregar a las once de la mañana de hoy, -jueves veintiseis de febrero de dos mil nueve -un primer borrador de la tesis que me ocupa, debo de llevar a mi hermana a su escuela a eso de las seis de la mañana, es decir, en un par de horas. ¿Dormir o no dormir? Si bien la cafeina me ayuda a no dormirme, tampoco soy extremista como muchos, más bien es eso, una ayuda que a mi fuerza de voluntad a seguir despierto, mas no un impedimento para que no me duerma apenas toque la almohada, creo que en eso he sido afortunado. Tengo sueño, no lo niego, pero es más tolerable con un poco de cafeina.

Whatever (mmm... se escribe así? ¡Chal! Ya comenzaron las dudas ortografico-gramaticales y lo peor es que no son en español), (una visita rápida a dictionary.com me ha dado claridad, parece ser que estoy bien).

En mi caso es... Coffe and The Last University Homework pero creo que es más divertida la versión de Blur que incluye el cielo de los tetrapak.


Extraño el café franciscano que por una módica cuota te daban en la oficina de Manolo.
Creo que por hoy le hubiera puesto unos cuatro cubitos de azucar, esos... eran la neta: Un café con... tres centimetros cúbicos de azucar por favor!

1 comentario:

the lines on my face dijo...

wow, se ve la cafeína en acción... Pues a mi me gusta mucho el café, pero desafortunadamente ya no puedo con él... gastritis y múltiples chafeces de mi aparato digestivo. Y eso de hacerle cafés a piroclasto es mortal, siempre se me antojan... pero ni modo, así es la vida de un estudiante que no salió tan bien biológicamente, jajaja... te tomas una taza a mi salud!