viernes, febrero 13, 2009

Y entonces crecí...

Crecer es algo que no se puede evitar a menos que seas un personaje de F. Scott Fitzgerald. Pero el punto de hoy no es crecer. Sino más bien de lo que hacemos mientras crecemos, especialmente hoy pienso en los juguetes. A mi me gustaban -me gustan- mucho los Playmobil. No tenías muchos, pero la comisaría, el Sheriff y un par de muñequitos más bastaban para armar fabulosas historias, fantasticas historias. Era el viejo oeste, pero de la nada, viajando en el tiempo, podia aparecerse un helicoptero de la cruz roja con paramédicos abordo o un avión supersónico -ese era de los G.I. Joe- comandado por otro par de playmobil. Y si la comisaría quedaba destruida en los ataques estaba la grua -de playmobil, para reconstruirla. Luego a los juegos se sumaron indios, buzos, un yate, una isla, un barco pirata, un barco con soldados de la reina que combatian a los piratas, un naufrago, un castillo con caballeros medievales, un motociclista, un par de bomberos re-encontrados en una caja vieja de juguetes y muchos otros más que ahora no recuerdo, pero la historia del juego siempre era muy descabellada, ibamos de una época a otras con sólo cambiar de jugar del jardín a la pileta de mi mamá o a veces sólo bastaba cruzar de la zona del columpio a la zona de pasto.

Ahora soy un poco mayor... ¡PERO ME SIGUEN GUSTANDO LOS PLAYMOBIL! Ya no juego mucho con ellos, de vez en cuando los desempolvo. Ya no los presto, mis primitos hicieron estragos con los mástiles y la proa. El castillo está en su caja y la isla ahora está varada en un librero. Me siguen gustando los Playmobil, pero ahora son como "artículos de lujo", digo, además de que desde que se quemó la bodega de Mattel comenzó su escasez y ahora no son juguetes digamos "baratos". Apenas vi un barco petrolero que me quitó el aliento, y junto con él había un remolcador y una grua para descargar en el puerto, de aquellos que son en forma de U invertida y que caminan sobre un par de lineas y hasta un minisubmarino motorizado y con luz al frente, en verdad creo que todos los que somos fans de los Playmobil y aprovechando que estamos en un país en el que se le ponen altares hasta a las manchas de agua con oxido que toman la forma caprichosa de la silueta de la virgen, bien podríamos hacerle un altar a Hans Beck y pedir que el vaticano lo canonice so pretexto de hacer el milagro de pintar sonrisas en millones de rostros infantiles con sus juguetes y de iluminar la imaginación de otros tantos.

Benditos Playmobil, ¿Qué hubiera sido de mi infancia sin ellos? Bueno... no fueron mis únicos juguetes, pero si unos muy importantes, los otros que eran grandes, eran los de manufactura casera, como los lanza-corcholatas o los globos cortados y sujetos a una ruedita de diurex para lanzar piedritas u otros objetos y armar unas guerritas de lujo!

!Ah que tiempos aquellos en los que sólo nos preocupaba no regresar a casa con la ropa rota o manchada de forma permanente!

Descanse en paz Hans Beck (6 May 1929 – 30 January 2009).

2 comentarios:

the lines on my face dijo...

yo también era fan de los playmobil, de hecho iba a hacer un post al respecto, pero dije neeeeel...
Tenía los exploradores de áfrica, un fantasmita y la grua, desafortunadamente me robaron unos y otros los descuartizó mi hermano!!! no se vale!
pero eran geniales!
saludos

Anónimo dijo...

A mí también me gustaban, compartí a los trabajadores de la construcción, la lancha,(nunca hubo $ para el barco pirata, los enfermeros, el pic nic...guauuu que tiempos en que él y yo nos divertíamos viendo en la tienda cuál sería el próximo a comprar, porque si que eran caritos.