sábado, febrero 28, 2009

Y entonces desperté

Dormir. Soñar. Despertar. Sentir que ya lo viviste. Déjà vu. Pero no recuerdo el sueño ni creo haber visto o vivido esto antes. Entonces no es un Déjà vu.

Pero muchos días antes me he despertado con la tonada de una canción, con unas palabras de las lyrics: my world below. Y me da de vueltas la tonada en la cabeza, me suena en los oídos el timbre particular del vocalista. Pero no consigo recordar el nombre de la rola ni el nombre del grupo ni alguna otra parte de las lyrics. Es triste que se mueran las neuronas y uno no se de cuenta de que ya no están hasta que intenta recordar, justamente, el bit de información que ella guardaba. Debería de existir algún mecanismo que te anunciara que es tiempo de respaldar tal o cual información en alguna neurona o en algún conjunto de ellas, algo así como un desfragmentador de disco. ¡Pero por favor que no lo haga microsoft!

Semanas después, despierto y logro ajustar la línea entera: To see my world below.
Luego, un poco de papaya y melón después, en el desayuno, mi cerebro washa-washae algo y escupe: is the world i know.
Googleo: is the world i know+lyrics

Recover complete.

4:15 a.m.

4:15, a[antes].[del] [a]m.[anecer].

Al fin he terminado los análisis que atañen a mi trabajo para salir de la universidad. Es increible, uno es niño y sueña con entrar a la universidad, llega al inicio de la adolescencia y sigue queriéndolo, termina uno la prepa y lo ve como un logro. Pero apenas comienza uno el primer semestre, cuatrimestre o trimestre, ya quiere uno salir y así se pasa el tiempo: queriendo salir de la universidad, ansiando terminar. Pasamos ¿qué? ¿6, 9, 12 años queriendo entrar? y después de tanta espera queremos salir lo más rápido posible. Así es esto.

Y ¿Después?



jueves, febrero 26, 2009

Café para niños

Hace tiempo, cuando entraba a la escuela en horas muy indecentes e inhumanas, a eso de las siete de la mañana -debía despertarme desde las cinco de la mañana para llegar a tiempo-, solía beber bastante café. Bebía el clásico americano por la noche para poder resistir hasta la una o dos de la mañana despierto haciendo tarea, luego bebía uno o dos expressos antes de entrar a clase para poder mantenerme despierto y pasar la delgada línea que separa la lucidez del sueño o viceversa. Así llegaba a las once de la mañana. Pero luego, después de un par de semestres de mucho café y comidas a deshoras y comer mucho picante, el estomago comenzó a resentir la combinación mortal. Decidí bajarle al consumo de todos los irritantes, modificar -establecer- mis horarios de comida y respetarlos. Todo con tal de no terminar con una gastritis marca diablo y dejar que el cuerpo se recuperara por si sólo. Creo en los médicos y la medicina, pero también creo que si le das lo correcto y el tiempo necesario, si el mal aún no esta en etapa crítica, el mismo cuerpo lo elimina.

Por ese tiempo también solía decir que el café con azucar era para los niños, que el café debía saborearse así, al natural. Creo que era porque me parecía una aberración endulzar un expresso o un turco. Y aún creo que el café debe de degustarse sólo: amargo cual es. Debo de decir que ahora no lo creo del todo. Le he tomado gusto al capuchino dulzón, con dos o tres de azucar; al café latte; al que le ponen crema irlandesa... en fin. Confiezo que no soy un gran catador de café. Creo que Piroclasto podría dar una mejor orientación sobre cómo degustar, cómo elegir y cómo saborear un buen café. Yo soy poco menos que un aficionado. Sólo soy un bebedor de café más.

El punto es que hoy me preparé una jarra de café para llegar a estas horas sin bostezar y la cafeina ha hecho maravillas. Le he puesto dos de azucar a cada taza. Decidí que no privaría a mi cuerpo y mi cerebro de las calorias. Confiezo que le sume un gran pedazo de un cocol de nuez buenisimo. Y heme aquí: lúcido y con energía.
No sé si dormiré. Además de que no he terminado y he quedado de entregar a las once de la mañana de hoy, -jueves veintiseis de febrero de dos mil nueve -un primer borrador de la tesis que me ocupa, debo de llevar a mi hermana a su escuela a eso de las seis de la mañana, es decir, en un par de horas. ¿Dormir o no dormir? Si bien la cafeina me ayuda a no dormirme, tampoco soy extremista como muchos, más bien es eso, una ayuda que a mi fuerza de voluntad a seguir despierto, mas no un impedimento para que no me duerma apenas toque la almohada, creo que en eso he sido afortunado. Tengo sueño, no lo niego, pero es más tolerable con un poco de cafeina.

Whatever (mmm... se escribe así? ¡Chal! Ya comenzaron las dudas ortografico-gramaticales y lo peor es que no son en español), (una visita rápida a dictionary.com me ha dado claridad, parece ser que estoy bien).

En mi caso es... Coffe and The Last University Homework pero creo que es más divertida la versión de Blur que incluye el cielo de los tetrapak.


Extraño el café franciscano que por una módica cuota te daban en la oficina de Manolo.
Creo que por hoy le hubiera puesto unos cuatro cubitos de azucar, esos... eran la neta: Un café con... tres centimetros cúbicos de azucar por favor!

martes, febrero 24, 2009

02:17 a.m.

Se me secó el cerebro. Iba muy bien. De repente no sé que pasó. Se me secó. Luego, después de un rato de desconección, cuando volví a aterrizar, me econtré con Paula Cole sonando desde la Mac con Feelin love y no me resistí la tentación de postearla, obvio haciendo alusión de las veces con las que me he econtrado enmarcado por esta canción, pero eso no pasará esta madrugada y no se si pase proximamente. Lo cierto es que se me atravesó Sara, Sara McLachlan. E igual esta canción es un lugar común, igual ya es un cliche, no lo sé. Pero es la rola de la madrugada, por el simple y sencillo hecho de haberse atrevesado.

sábado, febrero 21, 2009

La vida en tres ruedas

El triciclo no era mío. Se lo habían comprado a mi hermano el Bibis. Yo. como era más grande recibí un poderoso bolido de cuatro llantas en un rojo flamante: mí avalancha.

Sin embargo, el triciclo era el triciclo. Jl y yo le echabamos cambio al bibis, tomabamos su triciclo y nos poniamos a empujarnos tratando de agarrar la máxima aceleración, en otras palabras: le metíamos el turbo.

No entraré en más detalles, son muchas historias entre JL, El Bibis y yo relacionadas con el triciclo y la avalancha. Todas relacionadas con ir cada vez más rápido y dar derrapones sin volcar.

Nunca se me ocurrió investigar los origenes del triciclo ni la historia del apache que les daba el super poder para que duraran y duraran y duraran.

Pero ahora he sido testigo de una gran revelación que todo el mundo -el reducido mundo de los lectores de éste blog- debe de saber.

martes, febrero 17, 2009

Llegaron los tiempos electorales


Así es éste país. Una lindura. Una eterna fiesta. Una eterna elección y un eterno incumplimiento. Quizá todo comienza cuando los reyes magos no le pueden traer al niño lo que pidió. Luego, algunos de esos niños llegan a ser "políticos" -en el sentido peyorativo de la palabra- y entonces dicen: por qué tengo que dar lo que me piden si a mi no me lo daban.
Es sólo una teoría de muchas. Puede ser.

Hoy por la mañana, mientras disfrutba de un té verde con un poco de miel, sonó el timbre. Mi madre ya iba camino a la puerta pero la detuve y fui yo. Era una mujer que venía de parte del Gobierno del Distrito Federal, me saludó, se presentó y comenzó a explicarme el motivo de su visita.

Resulta que el Gobierno está poniendo en marcha un programa llamado "Ángel" el cual es un programa de atención médica y entrega de medicamentos gratuitos a domicilio. Se supone que si padeces una enfermedad aguda o crónica que no te permita ir al médico, el médico irá a tu domicilio y luego te dará tus medicinas en casa el primer y segundo mes, al tercero hay que ir por ellas al centro de salud.
El dichoso programa también va a hacer entrega mensual de la canasta nutricional durante el control del embarazo a toda mujer que así lo requiera, además de darle orientación, atención del parto, apoyo integral al recien nacido y planificación familiar.

Todas muy buenas intenciones. Bravo.

Lo malo del asunto es que se da en temporada electoral, todo esto lo podemos tomar como una precampaña, al igual que los spots y anuncios que anda colocando el PAN por toda la ciudad.

Todo esto es para comprar votos, al igual que lo fueron los recientes vales de trescientos pesos que entrego liconsa. ¿Quién da más senores?

Lo triste es que la gran mayoría de la gente no ve esto. Como hemos crecido en un ambiente paternalista, mientras más nos den mejor. Pero, en este caso, no cuestionamos por qué si el Gobierno va a gastar millones de pesos en dar consultas y medicinas a domicilio, no inyecta bien esos millones en el deficiente sistema de salud pública, a ese que cuando vas no hay medicamentos o no fue el médico a dar consulta o los que hay no se dan abasto con la cantidad de pacientes.

Es triste ver los métodos que siguen empleando para ganar votos.

La chica que me visito me conto -la interrogué un poco para fines ilustrativos- que esa labor de andar levantando el padrón para saber a quienes le van a dar ayuda es extralaboral, es decir, lo hacen en horas hábiles y no les pagan por ello. En otras palabras, Marcelito está poniendo a trabajar al aparato burocrático del Gobierno en su favor. Primero se gana a los votantes, hace presencia con esos programas de "alto impacto", posiciona a su partido y a sus candidatos en estas elecciones intermedias, pinta de amarillo la mayoría de las cámaras y luego... ya está en el camino para el 2012. Segundo, hace uso de los recursos público, claro, dice que esto es un programa social que no es proselitismo y la manga del muerto, pero hay quienes somos un poco paranóicos y vemos moros con trinchete detrás de cada "buena intención". Lo cierto, es que si el Gobierno hiciera bien su labor, no habría necesidad de estos programas populacheros que al final de todo serán cancelados y olvidados una vez que cumplan el proposito de ganarles los suficientes votos en las próximas elecciones.

Este es un ejemplo del PRD, del PAN... hay se los dejo con los spots y los espectaculares que han comenzado a verse por doquier.

Esa política, no me gusta.

viernes, febrero 13, 2009

Patrocinio

¿Será que Adidas patrocina a Fidel Castro?




Alguien aclareme algo: ¿Si Castro dice estar peleado con el modelo capitalista, por qué el usa artículos de consumo capitalista? ...igual mi percepción y/o mi intrepretación están mal...

PLAYMOBIL

OaW! Así es como imaginaba las batallas de niño entre Playmobiles, claro... con los que yo tenía! ¿Se imaginan tener ese ejercito? Bueno, pronto lo tendré, ¡el niño creció! Lo malo es que ahora te das cuenta de lo que cuesta tenerlos, antes bastaba con decirle a papá y esperar unos días.


Y por aquello de las historias descabelladas con Playmobil

Y entonces crecí...

Crecer es algo que no se puede evitar a menos que seas un personaje de F. Scott Fitzgerald. Pero el punto de hoy no es crecer. Sino más bien de lo que hacemos mientras crecemos, especialmente hoy pienso en los juguetes. A mi me gustaban -me gustan- mucho los Playmobil. No tenías muchos, pero la comisaría, el Sheriff y un par de muñequitos más bastaban para armar fabulosas historias, fantasticas historias. Era el viejo oeste, pero de la nada, viajando en el tiempo, podia aparecerse un helicoptero de la cruz roja con paramédicos abordo o un avión supersónico -ese era de los G.I. Joe- comandado por otro par de playmobil. Y si la comisaría quedaba destruida en los ataques estaba la grua -de playmobil, para reconstruirla. Luego a los juegos se sumaron indios, buzos, un yate, una isla, un barco pirata, un barco con soldados de la reina que combatian a los piratas, un naufrago, un castillo con caballeros medievales, un motociclista, un par de bomberos re-encontrados en una caja vieja de juguetes y muchos otros más que ahora no recuerdo, pero la historia del juego siempre era muy descabellada, ibamos de una época a otras con sólo cambiar de jugar del jardín a la pileta de mi mamá o a veces sólo bastaba cruzar de la zona del columpio a la zona de pasto.

Ahora soy un poco mayor... ¡PERO ME SIGUEN GUSTANDO LOS PLAYMOBIL! Ya no juego mucho con ellos, de vez en cuando los desempolvo. Ya no los presto, mis primitos hicieron estragos con los mástiles y la proa. El castillo está en su caja y la isla ahora está varada en un librero. Me siguen gustando los Playmobil, pero ahora son como "artículos de lujo", digo, además de que desde que se quemó la bodega de Mattel comenzó su escasez y ahora no son juguetes digamos "baratos". Apenas vi un barco petrolero que me quitó el aliento, y junto con él había un remolcador y una grua para descargar en el puerto, de aquellos que son en forma de U invertida y que caminan sobre un par de lineas y hasta un minisubmarino motorizado y con luz al frente, en verdad creo que todos los que somos fans de los Playmobil y aprovechando que estamos en un país en el que se le ponen altares hasta a las manchas de agua con oxido que toman la forma caprichosa de la silueta de la virgen, bien podríamos hacerle un altar a Hans Beck y pedir que el vaticano lo canonice so pretexto de hacer el milagro de pintar sonrisas en millones de rostros infantiles con sus juguetes y de iluminar la imaginación de otros tantos.

Benditos Playmobil, ¿Qué hubiera sido de mi infancia sin ellos? Bueno... no fueron mis únicos juguetes, pero si unos muy importantes, los otros que eran grandes, eran los de manufactura casera, como los lanza-corcholatas o los globos cortados y sujetos a una ruedita de diurex para lanzar piedritas u otros objetos y armar unas guerritas de lujo!

!Ah que tiempos aquellos en los que sólo nos preocupaba no regresar a casa con la ropa rota o manchada de forma permanente!

Descanse en paz Hans Beck (6 May 1929 – 30 January 2009).

miércoles, febrero 11, 2009

Left Luggage o Nunca te vayas sin decir te quiero

Nota inicial: Si no han visto la película... no me hago responsable si digo algo relevante que le quite sabor.

No he visto muchas películas, de hecho he visto muy pocas, no tantas como quisiera. Tengo en la mente una lista interminable de películas que desearía ver. Y no las veo no por que no quiera, sino simplemente porque luego no alcanza el tiempo y en ocasiones -si se trata de ir a rentarlas- el dinero. Digo, hoy ir al blockbuster seguro son unos ¿36? pesos la renta más barata, y del cine... bueno, últimamente no he tenido mucho tiempo y, a veces, tampoco dinero. Además de que corro con la maldita suerte de que el de atrás siempre sea un idiota que no apaga su celular, que patea mi asiento o que no deja de platicar con su acompañante. La penúltima vez que fui al cine terminé vaciándole mi refresco en su zapato porque no se callaba por más que se lo pedí, así que discretamente la vacie el refresco y luego me moví de lugar, terminó encabronado cuando al final, ya que estaba un poco seco el refresco que tire -obvio no tire mucho- se andaba pegando por el pasillo. La última vez opté por sentarme una fila arriba de la de mi acompañante, justo detras de ella, y puse un abrigo apartando un lugar a mi derecha y otro a mi izquierda. Ella, una fila abajo de mi, hizo lo mismo. Cuando comenzó la película me cambie junto a ella y asunto arreglado. Las peripecias que hay que hacer por culpa de la gente inconsiente, si va a platicar que se vaya a un café o se quede en casa.

Al punto.

De las pocas películas que he visto y que me han dejado buen sabor de boca, ésta me saco la lagrima. La ví cuando recién salio y luego la he visto varias veces más. Hoy sólo alcancé a ver el final, pero eso bastó para reavivar los sentimiento que me provoco, que me ha provocado una y otra y otra vez. El mensaje, a primera vista muy simple y sencillo, creo que se va complicando cuando lo comenzamos a sentir. Pero la cosa e sencilla después de todo: sólo hay que decirle a la gente que queremos que la queremos en cada oportunidad que tengamos, ¿qué tal si un día salimos y ya no regresamos? Triste, pero muy cierto. Quizá suena a cliche barato, pero creo y siento que es cierto. Al menos a mi me gusta decirle a Roque (mi perro) que lo quiero cada que salgo de casa. Digo, es el último que me ve salir. Previo ya se lo dije a mi mamá y a quienes estén en la casa, quizá no de palabra, pero a mi madre le doy un beso, a mi hermano o mi hermana les doy unos zapes, a Nena (es la nena de Roque, mi perrita) le jalo las orejas, a mi padre un palmada en la espalda... en fin! ¡Cosas por el estilo! El chiste es hacer sentir a los demás que los quieres.

Quisiera decir que le pasa al final a Simcha Kalman, el niño que mueve a la historia junto a su niñera Chaja, pero me sobra corazón para ser tan ojete y arruinarle, a quien no la haya visto, el gusto de verla.

Contrario a eso, y a reserva de que sea o no su verdadero nombre, existe un Simcha Kalman en el hi5, no creo que sea como el niño pelirojo de la historia, pero al menos es su homonimo en la red. Ver a Simcha Kalman

martes, febrero 10, 2009

Hace tiempo...

Hace tiempo que no me paro por aquí. No por que no quiera. Quiero. No por que no pueda. Puedo. Es solo que... sucede que sigo varios blogs que me parecen interesantes y cada entro comienzo por revizar que hay de nuevo, tarea que seguramente me lleva por ahí de unos cuarenta minutos, provechosos e ilustrativos cuarenta minutos. Esto parece un deja vu o ya escribí antes al respecto? ¡Qué más da! El punto es que decidí no pararme por aquí a causa del Ethos, la proxémica y el spot político. Hace algunos meses se me ocurrió hacer algo juntando esos tres elementos, para terminar cursos, cualquier cosa, pensaba en ese momento. Había leido sobre ellos y me parecian interesantes, simples de aplicar y dociles para ponerlos junto al spot político y sacar algo. Y de hecho creo que así son. Pero mi obsesividad compulsiva me ha llevado a adentrarme más y más dentro de esas aguas que, después de la playa, se van haciendo un mar oscuro y poco explorado. Aún no sé a dónde voy a ir a parar, si encuentre la tabla adecuada de salvación, una lancha abandonada, un salvavidad o si termine hundiendome en ellas y, de ser así hay dos posibilidades: la primera es que me hunda porque no he sabido nadar en ellas y la segunda porque he encontrado el equipo adecuado de buceo para sumergirme hasta llegar donde me alcance la visibilidad -llamada entendimiento en este caso-.

Entonces (me gusta más en ingles: So...)... ahora me retiro a seguir explorando los territorios del Ethos, la proxémica y el spot político.

P.d.

Gracias a todos quienes me han dejado comentarios y que no he contestado, los he leido en la bandeja del correo. En verdad, gracias. Proximamente todo esto volverá a la normalidad, cualquier cosa que eso signifique (adoro esa última frase! Neta.).